domingo, 9 de diciembre de 2012

Sentirse un zoquete


En el libro Mal de escuela se abarca la cuestión de la escuela y la educación desde un punto de vista insólito, el de los malos alumnos. Daniel Pennac, es el autor y a su ves el protagonista del libro, donde aparece como un pésimo estudiante en su época. Allí mezcla recuerdos autobiográficos y sus reflexiones acerca de la enseñanza y las disfunciones de la institución escolar, sobre el dolor de ser un mal estudiante y el deseo de aprendizaje, sobre el sentimiento de exclusión y el amor a la enseñanza. Con humor ofrece una lección de inteligencia. Mal de escuela es la historia de cómo un mal alumno se convierte y llega a ser profesor y más adelante un escritor reconocido.
El autor con Mal de escuela, nos ofrece una visión del mundo del zoquete, palabra que utiliza en muchas ocasiones en el libro. Él fue zoquete en su época de colegio, el típico niño que no se sentía capaz de conseguir poder estar aprobado, y explica qué se siente siendo un zoquete, así como la forma en que él fue liberado de esa carga que llevaba la escuela, hasta amar el mundo del conocimiento tanto como para convertirse en profesor, pero no un profesor cualquiera, sino en un profesor "salvazoquetes".
El zoquete no puede permitirse disfrutar, debido a que siempre tiende a sentirse culpable por su nulidad. El principal problema de los que sufren este "mal de escuela" es que no son capaces de quitarse jamás esa etiqueta, Para “el zoquete” ir a la escuela significaba ser un “don nadie”.
Al terminar de leer el libro, si bien no me considero una “zoquete,” me sentí identificada en algunos aspectos, por ejemplo, con las ganas de huir del colegio, sentir vergüenza por no entender ciertos temas o por no cumplir con algún trabajo pedido.
Específicamente en cuarto año de la secundaria fue donde mas pude apreciar este sentimiento. En la materia Física, jamás había podido aprobar un trabajo, no completaba las tareas, nunca lograba entender y me resignaba, por lo tanto para el profesor formaba parte del grupo de los malos alumnos, lo que no me ayudó a encontrar una motivación para salir de esa situación. El fracaso se instaló en mi mente, de manera que perdí toda la confianza en mi misma, me bloqueé y no fui capaz de entender nada.
Todo lo que influya ante un estudiante tiene sus puntos de vista, por mi parte varias veces asumí el punto de vista de los malos estudiantes, que siempre es un punto extraño y absurdo que comparto con el autor. Son algunas respuestas sin sentido para los demás, pero para los zoquetes son las más adecuadas y conformes a las circunstancias como: “no puedo hacerlo”, “no voy a aprobar”, “me voy a sacar un uno” y muchas más repuestas negativas que surgen a partir de la desesperación por no lograr entender.
Yo creo que el autor defiende la importancia de la educación para ayudar a este tipo de alumnos, para quitarlos de salidas fáciles como pueden ser la delincuencia o la marginación. Quizá la intención de Pennac sea demostrar que las funciones del docente no tienen que ver sólo con lo referido a los conocimientos de los estudiantes, sino que el docente cumple un papel esencial en la formación de la personalidad, la afectividad y la sociabilidad, entre otros, de un alumno.
Hoy en día el papel de los profesores no es solo "enseñar"  los conocimientos que son utilizados por un momento y quizá después olvidados, es importante que el joven sienta que se interesan por él, que sepa que no solo se puede hablar de materias, sino que también hay tiempo y espacio para él como persona. Que el estudiante pueda hablar de voluntad de aprender, de concentración, y  que pueda identificarse, con ayuda, como un ser capaz de progresar, de lograr lo que se proponga y, así, conseguir sus metas.

Aime Bracco 

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