lunes, 22 de octubre de 2007

Más sobre el barrio Villa Pueyrredón y su gente

Villa Pueyrredón es el barrio en el que vivimos, y es el barrio sobre el que vamos a desarrollar nuestro trabajo.
Aquí se ubica uno de los centros comerciales de los tantos de la ciudad y se pueden adquirir todas las necesidades que impone la sociedad de consumo ya que la oferta es variada. Pero, dentro de este Paseo Comercial a cielo abierto, nos encontramos con la realidad, al llegar a las vías del Ferrocarril, la Estación Villa Pueyrredón. Lo que allí vemos nos recuerda que habitamos en un país donde gran parte de la población vive en la indigencia, por lo cual se ve obligada a realizar trabajos de muy bajo nivel, como la recolección de cartones y papeles, entre otros.
Dada esta realidad que nos muestra nuestro barrio, vamos a focalizarnos en ella.
En principio nos detuvimos allí y observamos por un momento lo que sucedía. El espacio que estaba libre hace unos pocos años atrás, ubicado entre medio de la estación y un Polideportivo Evangelista, ahora se encuentra ocupado por “cartoneros” y sus respectivas pertenencias.
Además, cabe destacar por otro lado que los denominados “cartoneros”, no son solo hombres sino que se trata de familias, es decir personas de todas las edades, tanto niños como adultos. Se genera entonces un ambiente que no ha de ser agradable para ninguna de las partes, pues las personas que están en el lugar asentados, clasificando papeles y cartones, saben positivamente que no son bien vistos por muchos de los vecinos del barrio lo que hace que estas personas sean concientes de su situación de marginalidad y exclusión social. Por otra parte, están los ya mencionados vecinos del barrio que temen por su seguridad al ver este ambiente en medio del barrio.
Para profundizar en la cuestión entrevistamos a algunos de los comerciantes de la zona. Estos nos decían: “no es que el peligro de delincuencia sea generado por los “cartoneros” en sí, pero suele pasar que se mezclan entre quienes trabajan, otras personas que sí tienen intenciones de delinquir”, “en el barrio aumentaron los robos y, sumado al mal aspecto que da la estación, el circular de la personas con fines de comprar no es el mismo, ya que muchos optan por no pasar cerca de estos grupos de personas”.
Dada las respuestas de los comerciantes, decidimos escuchar las respuestas de la otra parte, es decir uno de los centros comerciales integrado por varios de los cartoneros, donde esta problemática que acabamos de compartir es evaluada. Nos referimos al “Centro Cultural Nunca Más” ubicado en Nazca 5099 y esto nos decían:

Ellos (los cartoneros) son nosotros, es decir, son parte de este espacio, este espacio lo compartimos… con los compañeros de la cooperativa el Álamo. Acá hacen actividades culturales y con ellos nos reunimos y tratamos los problemas del barrio o del país en el que vivimos… no hay un ellos y nosotros, todos somos parte de este lugar porque para nosotros no hay diferencia más que la diferencia que no tienen las posibilidades que algunos de nosotros tenemos. Esto es lo primero…
En segundo lugar, nosotros trabajamos para que el trabajo de los cartoneros se formalice, digo para que deje de ser una actividad marginal porque efectivamente en las condiciones en las que se hace -no solo por la estética- no se puede hacer el trabajo. Es en cuanto a lo ambiental que se necesita mejorar las condiciones porque lo que ellos hacen es un trabajo sumamente redituable para el cuidado del medio ambiente. El material que ellos recogen y que comercializan, no se entierra. Tengamos en cuenta que el problema de la basura en la ciudad y en el conurbano está al borde del colapso, es decir, hasta hoy, los vecinos de la ciudad nos sacamos la basura de encima pero se la tiramos a los vecinos del conurbano donde se entierra y contamina. Todas las poblaciones que habitan cerca de esas zonas rellenadas están enfermas o con problemas de contaminación en el agua, es decir, vulnerada su salud por nuestra basura. Por lo tanto, la cuidad tiene que pensar qué va hacer. Entonces, ahora nos damos cuenta de que hay gente que vive de esto que llamamos basura. Por un lado brindan el beneficio de reducir la cantidad de residuos, se entierra menos y, además, vuelven al circuito comercial materiales que se utilizan reciclados. Se ahorra así petróleo para fabricar plástico, se evita la tala de árboles para fabricar papeles y el re-uso de algunos electrodomésticos. Entonces, valorizar estas tareas y formalizarlas es fundamental, de hecho la ciudad tiene una legislación que dice que son parte del servicio higiénico, la ley 992 que está relacionada a la ley 1854 de basura cero. Esta reglamenta que todos los vecinos de la ciudad, incluso industrias y comercios, saquen sus residuos separados en distintas bolsas. Para eso están poniendo contenedores, es decir que todos vamos a estar involucrados. Esta ley, además dice que cada empresa que haya ganado la concesión para recoger los residuos está obligada a construir un centro de selección y clasificación de materiales para que los cartoneros puedan realizar sus actividades en condiciones dignas. Los cartoneros de la cooperativa, inscripta legalmente, conocen estos derechos, por lo que gestionan por ejemplo un centro verde que el estado les debe desde el año 2003 donde esta actividad podría realizarse en mejores condiciones, condiciones dignas y no de marginalidad.
Acá se reúnen y discutimos cosas, este es un lugar de organización como trabajadores”

Y agregaron con respecto a la obra que se estaba realizando en ese lugar:

“En realidad antes de que empezara esta obra de urbanización (futura plaza, playa de estacionamiento) el gobierno les debía un lugar. Pero, a partir de esta es que comenzó la presión por parte de algunos vecinos: “los tienen que localizar porque sino la obra no puede avanzar”. Nuestra respuesta fue que no es que los tienen que localizar porque hay una obra sino porque hay un derecho vulnerado, un derecho al trabajo en condiciones y el cumplimiento a la legislación vigente en la ciudad.
El problema fue que cuando se había decidido darles un galpón en Roosevelt y Constituyentes, algunos militantes políticos de este barrio y algunos vecinos muy fascistas, que no pueden ver “negros” ya que se escandalizan y les da miedo (para ellos roban, matan y violan), generaron tres asambleas y motorizaron las juntada de firmas para evitar que se entregue ese lugar que estaba prometido ( y firmada un acta acuerdo con el gobierno de la ciudad el 19 de octubre del año pasado). Y lo lograron, no se entregó. Luego empezaron las obras y junto con ellas, la presión por parte de nuestra cooperativa que de ahí no se van a mover y no va haber obra si no hay localización.
Este es un grupo organizado, no un grupo de cartoneros, es una cooperativa de trabajo que sabe lo que quiere, que sabe qué derechos tiene y está dispuesto a pelear por mucho. Y este espacio justamente se hace para eso…
Esta asamblea surgió como todas las asambleas del barrio, el 19 de diciembre del 2001 con el propósito de que había que cambiar a la sociedad en la que vivimos, ya que el 2001 mostró que algo no funcionaba bien.”

Para finalizar con este trabajo concluimos que realizarlo nos ayudó a darnos cuenta de que en nuestro barrio existen varios lugares en donde se encuentran personas muy amables y solidarias que se preocupan por la sociedad en la que vivimos. Además nos dimos cuenta de que nuestra colaboración y participación dentro de estas asociaciones podrían ayudar mucho, ya que todos compartimos y formamos parte por igual de este espacio.



Yamila Hass, Yamila Rugiero

Corazón de artesano

Tan simple como caminar por las veredas rotosas de la ciudad, y tan común como visitar una plaza publica en verano, es ver a los numerosos puestos de artesanías que se extienden en los alrededores de Plaza Italia. ¿Cuántos secretos esconde este lugar? ¿Cuánta labor es la que está dedicada para que todo esto cobre vida y nos ofrezca un espacio nuevo escapando a los de nuestra cotidianeidad?
A simple vista, podemos observar la sencillez del lugar, los puestos están armados con apenas cinco o seis fierros entrecruzados que le dan forma a un pequeño mostrador. El feriante es casi siempre un hombre, de mediana edad, que viste un humilde jean gastado y una camisa de uso diario, una persona “de barrio” notablemente bronceada por el sol que cada día pone en juego la esperanza de vender algo “para poder sacar unos mangos mas”, así lo dice Jerónimo, artesano entrevistado en estos puestos.
Cómo describir a las esculturas que allí están presentes: a simple vista se les distingue la laboriosidad con que fueron hechas, aquellos objetos sin forma alguna con colores llamativos que colman los espacios del mostrador, y esos otros que parecen pertenecer a la casa misma del artesano, objetos en desuso, antigüedades, entre otras cosas.
Para explorar más un mundo de artistas, nos internamos en el predio actual de artesanos “El Dorrego”, situado en la calle Dorrego y Zapiola. Este lugar ofrece una amplia gama de exposiciones, y a diferencia de los de Plaza Italia, El Dorrego parece ser un centro turístico por la cantidad de visitantes extranjeros. Cuando entramos al predio lo primero que llama la atención es un extenso techo de zinc, que hace barullo cuando llueve, la gente que entra y sale despreocupada hablando inglés u otros idiomas y el ambiente que es muy cálido y familiar. Podemos destacar la presencia de numerosos carteles que cuelgan por el techo, hay mucho color y expresión. En cuanto a los productos que se ofrecen se puede decir que son más pintorescos y caros.
La feria de artesanías “El Dorrego”, es una idea que nació hace unos cuatro años en el barrio de Palermo y que permite la libre expresión del arte, así nos lo cuenta Alberto (empleado del lugar) “La feria en parte se ocupa de darles un lugar a aquellas personas diseñadoras o artistas, que por lo general no tienen dinero para pagar producciones ni un lugar comercial”. En tanto Luis (artesano) agrega: “Acá se busca un desarrollo constante y una formalización de los emprendimientos de diseño, se trata de comunicar y expresar libremente el arte sin ninguna traba económica.
Con estos testimonios y las incontables observaciones que realizamos, intentamos dar a conocer más sobre este mundo artesanal, para meternos en la vida misma del artesano simple y trabajador que se gana la vida con las manos y el corazón.



Pascual Biondo

martes, 16 de octubre de 2007

Entrevista con Lucía del Valle Vera


"Fue una búsqueda, me interesaba mucho el arte en general"

Lucia del Valle Vera es una señora de 52 años. Da clases de pintura, dibujo y cerámica y hace piezas de decoración, cerámicas y también utilitarias: tazas y cazuelas. Vive en Villa Pueyrredón, le gusta mucho su trabajo y no se arrepiente de haberlo elegido.
-¿Hace cuánto trabajás en esto?
Hace aproximadamente veintitrés años.
-¿Tenés otro trabajo además de este?
Doy clases de pintura, dibujo y cerámica.
-¿Trabajás en tu casa o en un lugar particular?

Trabajo en mi casa en forma independiente.
-¿Cómo definirías tu trabajo?
El trabajo es placentero. Uno hace lo que quiere, lo que le gusta, no le rinde cuentas a nadie, no está obligada a cumplir horarios, es su propio patrón: produzco yo, le pongo el precio, controlo las ganancias y pérdidas, estoy en comunicación con la gente, viajo si no tengo otros compromisos, no espero que nadie me dé vacaciones...
-¿Es un trabajo o un pasatiempo?
Es un trabajo y un pasatiempo. Al principio sí buscaba otro trabajo; ahora no aceptaría cualquier trabajo salvo que no me rinda como me rinde el trabajo de artesana (como un sueldo). No lo cambiaría por ser cajera de un supermercado o atender un negocio, por ejemplo.
-¿Cómo empezaste a trabajar de esto?
Comencé primero con la pintura y el dibujo y luego incorporé la cerámica, pues es más fácil de comercializar que la pintura.
-¿Algún familiar tuyo es artesano?
No
-¿Tenés tiempo libre para realizar otras actividades?
Sí y me da mucho gusto ser artesana porque es lo que me permite crear, y eso me divierte mucho.
-¿Sufrís algún desgaste físico cuando hacés artesanías?
Me cansa la espalda por la posición y también la vista.
-¿Qué motivos te llevaron a ser artesana?
Fue una búsqueda, me interesaba mucho el arte en general, la pintura fue la puerta, luego comencé a enterarme de todas la posibilidades que tiene la plástica. De ahí en más fue investigar y trabajar. Luego me conecté con la cerámica y encontré la posibilidad de vender mi trabajo.
-¿Cómo definirías a los artesanos? ¿y tu relación con ellos?
Los artesanos somos gente creativa, encontramos la forma de expresarnos así. Es un trabajo, uno se gana la vida de lo que más le gusta.Antes que ser artesanos, somos personas; con unos se lleva mejor, con otros peor, por las actitudes que tenemos. Además ser artesano es buscar un modo de vida independiente, desarrollando una actividad creativa, que permite en muchos casos vivir.
-¿Creés que está bien que haya artesanos que se aposten en la plaza o creés que afea el paisaje de la plaza?
Por un lado sí, está bien, ellos se ganan el pan de cada día y trabajan para vivir. Pero, por otro lado, no. Lo que me molesta es lo que se arma alrededor: gente drogándose, metiendo cosas en las macetas, alcoholizándose. Ellos merecen tener un lugar para su feria pero la plaza no está preparada para eso, afea el paisaje. Sin embargo, las ferias que están en las plazas, son un atractivo para el público y además permiten desarrollar una cantidad de objetos originales.
-Describime resumidamente cómo es un día de tu vida de artesana.
Mi trabajo lo realizo generalmente durante la tarde y consiste en distintas etapas. A veces es preparar la materia prima con la que trabajo, también la decoración y luego hacer los contactos para las ventas.
-¿Cuánto demorás aproximadamente en la produción?
Es muy difícil calcular el tiempo de realización de una pieza, pues tiene mucha influencia el clima, si está húmedo los procesos se alargan.
- ¿Vendés mucho por día? ¿Dónde vendés?
Las ventas no las realizo directamente al público, sino a través de casas de decoración.
-¿Creés que hay prejuicios hacia los artesanos?
Me parece que los prejuicios lo tienen los comercios que ven en ellos una competencia de ventas, la gente en general disfruta de pasear y ver objetos a veces originales.

Marcelo Ríos