domingo, 30 de septiembre de 2007

Wal Mart: El lado oscuro del supermercado



1. Detrás, está la gente

Detrás de los héroes y de los titanes,
detrás de las gestas de la humanidad
y de las medallas de los generales.
Detrás de la Estatua de la Libertad.

Detrás de los himnos y de las banderas.
Detrás de la hoguera de la Inquisición.
Detrás de las cifras y de los rascacielos.
Detrás de los anuncios de neón.

Detrás, está la gente
con sus pequeños temas,
sus pequeños problemas
y sus pequeños amores.

Con sus pequeños sueldos,
sus pequeñas campañas,
sus pequeñas hazañas
y sus pequeños errores.



Detrás de todo esto, está la gente, dice el catalán. Y detrás de Wal Mart, también está la gente. Detrás de esta empresa, con excéntricos carteles y publicidades, de la bondad y familiaridad que vende, detrás de las sonrisas forzadas de sus empleados y del logo (la cara amarilla feliz), está la gente.
Gente privada de sus derechos, tanto como individuos y como trabajadores, que son discriminados y apartados, que son víctimas de mentiras, de promesas vanas , y que son, lastimosamente, explotados sin ningún tipo de benevolencia por parte de los directivos, personas que no conocen la palabra respeto, pero conocen a la perfección arbitrio y esclavitud…

2. Se armó en Wal Mart

“Viste vos, que estás haciendo ese trabajo de Walt Mart…” me dijo un amigo “…se armó un quilombo bárbaro”. Ignorante de lo que pasaba, le pregunté a Nicolás y a Emiliano qué era lo que mi amigo me había comentado, sospechando que encontraría una certera respuesta del otro lado.
Sinceramente, ninguno de los tres sabía qué era lo que había pasado. Por supuesto que sabíamos parte “de la interna”, como se dice en la jerga callejera, sobre el trabajo en Wal Mart, ya que habíamos hablado con algunos empleados del establecimiento. Más adelante repasaremos parte de esos diálogos.
En el colegio, en la hora de Comunicación, gentilmente, una compañera se acercó (a la cual agradecemos mucho), y nos comentó que en el prestigioso diario de nuestro barrio (“El diario de Villa Pueyrredón”, de Ignacio Di Toma Mues) había publicado una carta a los vecinos de nuestra villa, informando sobre la situación que se vivía en el supermercado.
Rápidamente leímos esta carta, cuyos intereses reflejaban los nuestros: buscaba una merecida condena social al mercado capitalista y atroz, ubicado en Bolivia y Av. Albarellos.
Al fin y al cabo, mi amigo tenía razón. Había problemas en Wal Mart, y la gente sabía eso, podía enterarse por dos medios: el primero, el artículo ya mencionado, el segundo, los afiches pegados en las paredes y carteles en la calle, denunciando un “escracho a Wal Mart” (estos afiches se pueden ver en diferentes calles del barrio, nosotros los vimos en Av. Nazca y la vía).
Ahora sí, teníamos pruebas concretas de lo que sucedía en Wal Mart. Los afiches, el artículo, las diferentes “investigaciones” realizadas por nosotros. Ahora debíamos juntar todo.

3. Las cartas sobre la mesa…

Flor, señores. Al estilo del truco, juego argentino por excelencia, nosotros teníamos tres cartas iguales. Las tres conducían al mismo lugar, a Wal Mart.
Al principio, luego de las primeras entrevistas, todo estaba confuso. Muchos se negaban a atendernos: “estoy trabajando, no puedo”. Por otro lado, jamás desconfiamos de la palabra de los empleados, quienes con seguridad nos decían (los que se animaban, pese a que los que podían miraban hacia los costados como un tic nervioso): “El trabajo es mucho y a veces no me siento cómodo trabajando aquí” o “No recomendaría este trabajo a un pibe”, pero con otras palabras. Al principio pensamos que esto debía ser con los cadetes, los repositores, que son los que en la pirámide de jerarquía se encuentran en el más bajo lugar. Pensamos que el trato (o mal trato) que ellos sentían se debía “a su condición”. Aclaramos que de todos modos eso es atroz y repudiable, no lo justificamos en lo más mínimo, y es por eso que ponemos entre comillas condición, puesto que no debiera existir.
“Pero, ¿cómo puede ser que no hablen?...no somos de la CIA, somos pibes de un secundario que estamos haciendo un trabajo”, decíamos entre nosotros. En algunos nos parecía antipática la actitud, otros ni siquiera ni tenían actitud, realizaban su trabajo, ignorando su alrededor, como máquinas.
Cuando volvimos luego de un par de días al supermercado, y vimos la misma actitud, ya pensamos que no era por nosotros, sino que podía haber un tema de trasfondo, que, por supuesto, desconocíamos, o mejor dicho, “tocábamos de oído”.
Por qué no nos atendían, por qué trabajan como máquinas… preguntas que se intentarán develar a continuación.

4. Detrás de las cajas registradoras…

Aquí se intentará, gracias a la ayuda del artículo del diario, no revelar el cien por ciento de lo que sucede en este supermercado, en principio porque nadie es dueño de la verdad, y en segunda instancia, porque debe haber muchas cosas más que suceden y que quizás no conozcamos nunca, pero al menos podremos ayudar a mirar la cuestión un poco más profundamente.
A continuación, algunos ítems sobre lo que pasa en Wal Mart según versa en los volantes:
+ A pesar de las millonarias ganancias, paga salarios debajo de la línea de la pobreza.
+ Contrata a su personal por 36 hs. pero los hace trabajar 48 hs.
+ Durante 10 años descontó el presentismo violando el Convenio Colectivo de Trabajo.
+ Ejerce prácticas antisindicales despidiendo a trabajadores que quieren organizarse para defender sus derechos.
+ Denigra a sus empleados obligándolos a cantar “el himno de Wal Mart” y a realizar rituales con porras para demostrar su adhesión a la empresa.
+ Realiza espionaje llevando a cabo el programa “Mistery Shopper” (Cliente misterioso), que evalúa el desempeño de los trabajadores sin que éstos tengan el más elemental derecho de réplica o defensa.
+ Concede premios en forma discriminatoria relegando a trabajadores sindicalizados.
+ Ante accidentes de trabajo envía a los trabajadores a atenderse en hospitales públicos cuando debe derivarlos a la ART que tiene contratada.
+ Reduce o niega las jornadas de descanso arbitrariamente y no se priva de nada a la hora de humillar con tal de “atender al cliente”.

5. Con razón los escarches…

Ahora queda un poco más claro lo que se esconde en Wal Mart. No son buenas las condiciones de trabajo (si es que hay condiciones para trabajar), entre tantas otras cosas que no son buenas.
Por los motivos antes desarrollados, creemos que tiene merecido los escarches que está sufriendo. Algunos medios de comunicación, como la Agencia de Noticias Rodolfo Walsh, ha publicado lo siguiente:
Buenos Aires, 17 de septiembre de 2007 (Agencia Walsh), varias organizaciones populares, convocan a un escrache contra la multinacional Wal Mart, ha realizarse el sábado 22/9 en la “Plaza Nunca más”, Bolívar y Cabezón, estación Pueyrredón.
Y como ya hemos mencionado, hay diferentes afiches en la calle que anuncian futuros escarches a esta empresa. Éstos se pueden ver pegados en las calles aledañas al supermercado. Esta no es la primera vez que escarchan a Wal Mart en el año, y probablemente la manifestación del sábado no sea la última.

7. No queremos ser cómplices

Por eso hacemos este trabajo…
En un principio nos costó realizar el trabajo, no porque sea difícil desarrollar el tema, sino porque no teníamos claro qué queríamos mostrar. Pero, ahora creemos que hemos logrado acercarnos, con ayuda de trabajadores de Wal Mart, vecinos y diferentes medios de Comunicación, a los gravísimos hechos que suceden en esta cadena de supermercados.
Lo que más nos chocó, es la discriminación hacia los trabajadores que pertenecen a un sindicato, como si esto fuera malo. En realidad, a las autoridades les resulta peligroso que algunos de sus empleados conozcan sus derechos porque tienen la posibilidad de discutir y pensar por sí mismos. Claramente, ellos no quieren eso.
Lo que buscamos, entonces, al hacer este trabajo, está en el título de este apartado: no queremos ser cómplices de esto, queremos denunciar lo que verdaderamente se esconde detrás de los precios bajos y de la cara amarilla con una enorme sonrisa.

Nicolás Carrón, Emiliano Martorelli y Gastón Martorelli

lunes, 24 de septiembre de 2007

Los Scouts


En nuestra caminata barrial pudimos observar que hay una variedad de lugares como kioscos, diarios de revistas, clubes, pero decidimos enfocarnos en el grupo scout que utiliza un predio de tierra con forma triangular, en Villa Pueyrredón en las calles Ezeiza y Panamericana pegado a los pabellones. Al estar allí observamos que no es muy amplio y a pesar de esto se concentra mucha gente y realizan actividades sin inconvenientes ya que saben utilizar el espacio que tienen.
En la institución enseñan actividades como la de supervivencia, el armado carpas, preparación de mesas, visitan otros lugares haciendo campamentos, pueden elegir “cursos”, como primeros auxilios, entre otros. La organización provee de actividades para todos y, depende del grupo, se proponen resolver, por ejemplo, pintar, lavar un lugar que vean muy sucio y demás tareas comunitarias.
Los jóvenes scout se reúnen todos los sábados, vestidos con un atuendo color verde que los caracteriza a todos. Estos ascienden dentro de la institución a medida que pasan los años y saludan de una forma que para nosotros es muy extraña, sin ofender, ya que con su mano apuntan hacia el cielo con los dedos índice, mayor y anular y poniendo su dedo gordo sobre el meñique cubriéndose debajo de la palma de la mano. Esto tiene un significado: el mayor (dedo gordo) protege al menor (el meñique).
La asociación está dividida en patrullas que pueden ser integradas por cualquier chico, chica o joven entre los 6 y los 20 años, a su vez las patrullas se dividen en secciones: los castores (6-8 años), los lobatos (8-10 años), los scout (11-15 años) y los caminantes y rovers (16-20 años). Nos parece importante remarcar lo de las edades, ya que observamos que niños de temprana edad pueden ser parte de esta actividad.
Para ampliar la investigación nos dirigimos a entrevistar al Padre Fabián González Balsa, párroco de la iglesia Cristo Rey quien nos proporcionó más información acerca de los Scout, también nos asesoró sobre otras organizaciones de ayuda caritativa. Es interesante lo que nos plantea con respecto al entorno en el que vivimos. “Ante catástrofes naturales, los vecinos llaman a los Scout para que los ayuden en esos momentos”. Por ejemplo, esto sucedió durante las inundaciones del año pasado, cuando los que ayudaron, entre otras cosas, a bajar los paquetes de los camiones, a embolsar mercadería y en otras tareas, fueron ellos. Como estas catástrofes suceden de manera inesperada, el grupo ayuda con lo que puede. Siempre deben estar listos para atender cualquier emergencia. Ahora bien, ¿son ellos los que tienen que ayudar y hacer la labor o deberían ser los representantes del pueblo los responsables de las necesidades de la gente?
Por su parte, la iglesia católica, de donde es Fabián, organiza actividades caritativas, como también lo hacen los evangélicos, entre otros, “Caritas organiza todos los sábados el desayuno para 20 ó 30 personas, les dan máquinas de afeitar, jabón, ropa, y luego se reza”. También, hay gente, anónima, que dona comida que trae, por ejemplo el Ex Norte de Mosconi, actual Carrefour, ese anónimo compra la comida y demás cosas y las manda a la iglesia para los chicos carenciados.
Sobre el origen de los Scout comenta el padre Fabián que “su fundador, el inglés y ex soldado, Baden Powell, pensó en las guerras y decidió ayudar a los pibes a través del juego y de las buenas acciones, rescatándolos así de esa situación y sacando lo mejor de cada uno”. La batalla de Mafeking contra los colonizadores holandeses, conocidos como los Boers, fue la que, al fundador, lo consagró como héroe ya que para vencerlos necesitó de un gran ingenio, carácter y astucia para imponerse en una misión que parecía perdida. Por esta razón muchos jóvenes en Inglaterra empezaron a leer su libro Aid’s to Scouting y trataron de imitar sus métodos. Se debe a esto que el grupo Scout guarda relación con las prácticas militares. Esta situación para nosotros es un tanto extraña, los Scout son una agrupación copada pero muy estricta, vemos como se visten, las cosas que hacen, sus gestos, su saludo y demás costumbres, todo esto hace que nos parezca un grupo militar. Sin embargo, lo que logramos conocer sobre este grupo nos dio la pauta de que pese a las críticas recibidas por sus características, son buena gente.



Jonathan Martín Infantino
Rodrigo Martín Parotti
Juan Ignacio Grodz