jueves, 6 de diciembre de 2012

Crónica de una muerte anunciada


Crónica de una muerte anunciada, de Gabriel García Márquez, es un libro que trata sobre la muerte de Santiago Nasar, el libro habla de muchos temas, desde la muerte, las mentiras, la incompetencia y de cómo todo un pueblo dejó que un hombre muera. Este último es el tema que abordaré, de como las personas a veces corremos la cara a lo que no nos gusta y decidimos centrarnos en nosotros mismos, aunque en este caso, había muchos que lo deseaban muerto.

                                                            La naturalización

    Al leer el libro, recordé un cortometraje compartido en un taller de cine debate. Una niña se acostaba con total naturalidad en la calle y todos, con total naturalidad también, aceptaban esta situación y todos la ignoraban. En el libro la mayoría de quienes pudieron hacer algo para impedir el crimen y sin embargo no lo hicieron, se consolaron con el pretexto de que los asuntos de honor son sagrados. Obviamente ésta era una pobre excusa para no atreverse a ver más allá de sí mismos, al igual que pasa con la chica que duerme en la calle, no le van a dar plata porque si no “se va a drogar y va entrar a robar”, no van a llamar a asistencia social porque “eso siempre queda en nada y termina siendo peor” ni la van a ayudar ellos mismos porque no les importa lo suficiente. Todas estas excusas son parte de un mismo fenómeno, el fenómeno de la naturalización. A continuación dejo una cita de Marques de No es natural: “Consideremos un día en la vida del señor Timoneda. Don Josep Timoneda i Martínez se ha levantado temprano, ha tomado su utilitario para ir a trabajar a la fábrica, oficina o tienda, ha vuelto a casa a comer un arroz cocinado por su señora, y más tarde ha vuelto de nuevo a casa, después de un pequeño altercado con otro conductor a consecuencia de haberse distraído pensando en si le ascienden o no de sueldo y categoría. Ya en casa, ha preguntado a los críos, bostezando, por la escuela, ha visto un telefilme sobre la delincuencia juvenil en California, se ha ido a dormir y, con ciertas expectativas de actividad sexual, ha esperado a que su mujer terminara de tender la ropa. Finalmente, se ha dormido pensando que el domingo irá con toda la familia al apartamento. Lo último que recuerda es a su mujer diciéndole que habrá que hablar seriamente con el hijo mayor porque ha hecho no se sabe qué cosa. Este es el inventario banal de un día normal de un personaje normal. La vida, dicen. Pero, ¡atención! Si este es un día normal, es porque estamos en una sociedad capitalista con predominio masculino, urbana, en una etapa que llaman sociedad de consumo y, dependiente culturalmente de unos medios de comunicación de masas subordinados al imperialismo. El personaje normal si la sociedad fuera otra, no tendría que ser necesariamente un varón, cabeza de familia, asalariado, con una mujer que cocina y cuida de la ropa, y con un televisor que pasa telefilmes norteamericanos” Esto pasa en el video y en el libro, se naturalizó que matar por asuntos de honor está bien. Pero, ¿cómo matar estaría bien en algún caso? Se naturalizó que una nena que no pasa los diez años duerma sola en la calle, esto no es un proceso social pero también surge desde el egoísmo individual. En esa época era habitual golpear salvajemente a una mujer, como lo hicieron con Ángela por, vaya ironía, decidir perder su virginidad con el hombre que amaba en lugar de con un tipo con el que ella no se quería casar, esto era naturalizado por la sociedad de esa época.

                                                       El mirar para otro lado

   No es un secreto que la sociedad en la que vivimos elige mirar para otro lado en temas incómodos, pero esto cada vez es menos notorio y más abrumador. En el caso de Santiago Nasar, esto llegó hacia el mismo comisario, que se preocupó por una partida de dominó y de un almuerzo antes que de la muerte de un hombre inocente. Luego de la brutal ejecución, la vida de todos siguió igual. Lo mismo pasa con la nena, todos en algún momento miramos para otro lado sin embargo miramos tanto para otro lado que ya no nos damos cuenta que lo hacemos, ni a eso se presta atención, en esta sociedad donde lo único que importa es el consumo y se vive para trabajar y se trabaja para consumir, no hay tiempo de girar la cabeza o extender una mano en ayuda del otro.

                                                      Cuestión de Honor

  El honor hizo a los hermanos Vicario asesinar a Santiago Nasar. Pero, ¿qué es el honor? El honor es una actitud que impulsa a cumplir con lo que sabemos que debemos, este “debemos” no es más que un comando social, algo que puede no tener el más mínimo sentido pero se hace, el honor, en sí, no es algo malo pero puede llevar a resultados que sí lo son. Sin embargo no hay honor en asesinar a un hombre de a dos personas sin darle posibilidad a defenderse ¿qué acto puede ser más cobarde y deshonroso acaso? O qué honor puede haber en hacer algo sin tener idea de si está bien o mal. Los hermanos Vicario miraron para otro lado en ese asunto, ni siquiera se tomaron la molestia de verificar la versión de su hermana, que en ese momento no era digna de mucha confianza, ellos adjudicaron al honor un homicidio cobarde y sangriento y el resto del pueblo lo tomó como algo natural y miró para otro lado.
  No me voy a extender en una conclusión porque todo el texto lo es, y no quiero ser redundante así que seré breve; la muerte de Santiago Nasar fue producto, probablemente, de una borrachera de dos locos, que usaron el honor como excusa para asesinar a alguien que no les caía bien, el pueblo lo naturalizó e ignoró porque estaban demasiado ocupados en un pueblo en donde lo único emocionante era una boda y la llegada de un obispo.

Nahuel Álamo

No hay comentarios: