jueves, 6 de diciembre de 2012

“Dos mundos amargamente felices” (Basado en el libro Un mundo feliz de Aldous Huxley)


Para dar comienzo a un texto sobre un libro lo mejor que se puede hacer es ofrecer un breve resumen de texto en cuestión.
Un mundo feliz fue escrito en 1931, y habla del año 600 después de Ford. Es un mundo donde los niños ya no nacen sino que son decantados, se los "crea", la sociedad está dividida en castas (alfa, beta, gamma, delta y épsilon) y todos cumplen con una función específica para la cual han sido decantados. El problema empieza cuando un alfa (pequeño, distinto al resto en cuanto al aspecto  físico porque "había caído alcohol en su frasco" llamado Bernard) comienza a pensar diferente, y gracias a eso decide ir a "la reserva de salvajes" donde conoce a Linda (una ex gamma, que se había perdido en una visita en la reserva de salvajes y quedó allí) y a su hijo John, que eso es lo más extraño, ya que en "el otro lugar" como llamaba Linda al mundo feliz no nacen los niños, ser madre era un horror. Bernard se lleva de la reserva a estos dos individuos a la "civilización", al poco tiempo Linda muere, la muerte no es algo que cause pena ni sentimiento alguno a los habitantes "del otro lugar" pero para John sí. La muerte de Linda es todo un revuelo en la cabeza de John quien intenta liberar a los Deltas de su prisión, pero no solo que no lo logra sino que gracias a eso él y sus dos amigos Bernard y Helmholtz terminan en serios problemas. A los dos últimos se los envía a Las Islas Malvinas porque a todos los que piensan diferente y son "peligrosos para el orden de la sociedad" se los aísla, John se va a vivir a las afueras pero nunca dejan de acosarlo, tampoco adaptarse "al mundo feliz" y encuentra como salida el suicidio.
Entre todos los temas que aborda este libro uno de los que más se destaca, sino es el que más lo hace, es la búsqueda de la perfección, la idea de que todo tiene que ser de una manera determinada para que sea perfecto, el aspecto físico, la forma de pensar, vestir, hablar, las cosas que se hacen y las que no.
Todo aquel que rompe con la regla es despreciado y es un problema para el orden.
Pensé mucho con qué relacionarlo y tristemente no encontré mejor relación que con la realidad actual, aunque sea un libro de ciencia ficción no está tan alejado del mundo real. Actualmente hay un reglamento sin escribir, que ni siquiera notamos que está ahí y nos regimos por él. Vivimos en un mundo en el que se aspira ser perfecto o lo que es peor se “DEBE” aspirar ya que todo aquel que no cumpla el reglamento es despreciado, mirado mal, en el libro se los aísla, en la realidad se los acosa.
En Un mundo feliz los seres huían de sus problemas tomando “somma” y aquel que se negaba a eso era un bicho raro, un ser al que le gustaba sufrir y sentirse mal, en la realidad actual el papel de somma lo podría cubrir la televisión, la computadora, el celular, todos los aparatos tecnológicos que cumplen con el rol de vía de escape y, aunque cada tanto despejarse la cabeza de todo es sano, “vivir con la cabeza despejada” no lo es. En Un mundo feliz cada vez que uno de los personajes cruzaba una situación difícil se sumía en un sueño profundo gracias al somma, acá se sumergen en el mundo cibernético del cual, como los personajes del libro bajo el efecto del somma, no quieren salir, el problema es que cada vez estamos más cerca de tener un final como el de Linda en el que era tal el efecto en el que estaba sumergida que dejó de tener conciencia real del mundo, incluso en su lecho en su lecho de muerte, donde ni siquiera pudo reconocer a su propio hijo. No digo que la tecnología lleve al ser humano a esa altura pero tampoco me atrevo a descartar la idea.
La búsqueda incansable de la perfección y el huir de la realidad es lo más destacado y marcado del libro y también es de alguna manera una de las cosas que más se dan en el mundo real y desgraciadamente sus consecuencias son las mismas, el que no es perfecto es acosado y despreciado y el que quiere vivir en la realidad se amarga viendo cómo la sociedad cae en un pozo donde no hay salida y el fondo está cada vez más cerca. Ojalá que el final de todos aquellos que quieran vivir de una manera diferente a la que estipula el reglamento no sea el mismo que el de John, ojalá que el mundo no llegue nunca a ser “Un mundo feliz”…



María Laura Serantes

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