jueves, 6 de diciembre de 2012

La naranja mecánica


Alex, es un mal chico (adolescente) que lidera un grupo de amigos (drugos), con los que pasa el tiempo dedicándose a la ultraviolencia (palizas, abusos, violaciones y humillaciones de aquellos más débiles, y trifulcas con otros grupos de adolescentes) y al consumo de drogas. Asimismo cometen robos o asaltos ocasionales para financiar su estilo de vida. La pasión de Alex es la música clásica, principalmente del "divino, divino" Ludwig van Beethoven.
En uno de sus recorridos nocturnos diarios, se ven encaminados a una casita de las afueras de la ciudad, donde vive un escritor con su esposa. Alex descubre que el dueño de la casa escribe una novela titulada La naranja mecánica y rompe el manuscrito; después él y sus tres drugos violan a la esposa del escritor en presencia de éste mientras lo golpean.
Tras una discusión concerniente al liderazgo de la banda, tiene lugar una pelea entre sus integrantes. Finalmente, Alex consigue mantener el control, aunque los otros componentes sigan insatisfechos con el resultado. Para asentar una imagen de líder justo, poderoso e inteligente, decide hacer caso a uno de sus drugos y asaltar la residencia de una mujer. Alex es el único que entra en la casa, quedándose a solas con la inquilina y sus numerosos gatos. Alex y la mujer se enzarzan en una discusión que acaba terminando en pelea donde hasta los gatos intervienen. El chico consigue escapar de la casa propinando un buen tolchoco (golpe) a la mujer con una estatua de Beethoven. Cuando sale de la casa es atacado por sus propios drugos, que satisfacen así sus deseos de venganza. Cegado por el golpe, es fácilmente arrestado por la policía, a la que la inquilina había avisado en un principio.
Alex es encarcelado en una prisión brutal y, después de haber sido inculpado por asesinato, es sometido a un tratamiento experimental: El tratamiento Ludovico. En dicho tratamiento Alex es inyectado con supuestas vitaminas, en realidad sustancias que producen efectos de repulsión en el individuo inyectado. Esta repulsión se asocia a la violencia mediante el visionado forzoso de escenas de violación, asesinato o guerra. Dichas películas usan música clásica como banda sonora, que acaban teniendo en Álex el mismo efecto asociado.
Al salir del programa, pese a recuperar la libertad ambulatoria, la vida de Alex ha quedado totalmente destruida: es rechazado por sus padres, que ahora cuentan con un inquilino que ha asumido el papel de hijo ya que a Álex lo afea su conducta criminal. El joven camina por las calles después del desafortunado reencuentro y se encuentra con un anciano mendigo que le pide dinero, casualmente una antigua víctima suya. El anciano reconoce a Alex y llama a otros vagabundos para darle una buena tunda, ante la que es incapaz de defenderse por efecto del condicionamiento. Es en ese momento cuando llegan dos policías que resultan ser dos de sus viejos "drugos". Tras caer estos en la cuenta, se lo llevan e intentan matarlo, mas sobrevive y camina en busca de ayuda. En su caminata llega a una casa donde es recibido cordialmente por el dueño, quien le da comida y techo. Tras poco tiempo este hombre reconoce a quien fue el verdugo de su esposa, ya que este hombre era el escritor al que Alex atacó en sus años de delincuente juvenil. El escritor le secuestra con un grupo de personas, torturándolo por exposición a la Novena Sinfonía. El objetivo del grupo (opositores políticos al gobierno) es provocar en Alex un tormento suficiente para que busque suicidarse; de esta forma el "Tratamiento Ludovico" sería absolutamente rechazado por la opinión pública y, ante la proximidad de los comicios, el gobierno se vería desacreditado y perdería la contienda electoral.
Pero acá tenemos que hacer una diferencia, si bien en la película y el libro Alex en un intento desesperado por escapar se arroja de la ventana, en la película apodemos ver que está internado en un hospital solo, que recibe la visita de sus padres pidiendo regresar a su casa, y una visita del gobernador diciéndole que el es solo una pobre víctima de la sociedad que no sabe perdonar y entra la prensa a sacar fotos y puede verse en la cara de Alex como regresa su vieja sonrisa. Este final hace sentir una firme sensación de vulnerabilidad ante el gobierno, los experimentos de la gente de poder, somos seres con mentes muy débiles y fáciles de moldear y es mucho más fácil cuando estamos en una edad temprana, cuando no hemos desarrollado siquiera un pensamiento firme hacia nuestras opiniones, nuestro cerebro es como una naranja a la cual se la puede exprimir hasta la última gota, pero es mecánica, solamente hace falta poder manejar los engranajes, pero esta sensación es la que nos muestra la película pero en cambio el libro nos refleja otra cosa, si bien Alex se tira de la ventana no es internado en el hospital y recibiendo esas visitas, sino que el había vuelto a las andadas, se había formado un nuevo grupo con el cual hacía de las suyas pero ya no lo llenaban sentía como un vacío dentro de el que no podía llenarlo como lo hacía antes, habían pasado más de dos años y todo había cambiado, la juventud era otra, nadie escuchaba al glorioso Beethoven, se sentía muy perdido y desconcertado en un mundo en el cual ya no encajaba como antes que se sentía el rey de todo, y en una de sus caminatas va hacia un café, en el cual antes frecuentaba con sus antiguos compañeros pero sin darse cuenta se encuentra con uno, era el más joven y lo saluda, su amigo estaba acompañado de una bella mujer y le pide por favor a Alex que no cuente su antigua vida de fechorías así que solamente lo saluda y lo ve irse, y al verlos juntos, siente que ya sabe qué es lo que le falta, una compañera, una mujer en su vida, y sobre todo un hijo, al que verá cometer sus errores, al que tal vez termine en la prisión como él hizo, pero no lo defraudaría, siempre estaría con él, Alex creció, y es lo que hace sentir ese final, todos cometemos errores y sobretodo cuando somos jóvenes, alguno son más bruscos que otros y algunos los aprenden y otros no, pero todos crecemos, llega un momento en la vida que tenemos que hacerlo, Alex nos despide en el final del libro, y nos dice que va a ir a buscar a esa mujer y a formar su nueva familia, y aunque a mí me entró una melancolía, es un final que es más llegador, y conmovedor, “hay que seguir adelante y crecer”.

María Laura Fernández

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