miércoles, 2 de mayo de 2012

Nuestro futuro está en nuestras manos


Descubrir “quién quiero ser” y “qué profesión ejercer” es un desafío que genera mucha incertidumbre y es tal vez el resultado de un proceso que venimos construyendo desde hace rato. Se entiende que para construirlo es necesario equivocarse, construir con los otros, recorrer nuevos caminos e intentar descartar los que no interesan. Justamente tiene que ver con deseos e intereses que están tan adentro de uno, que no es fácil discernir, elegir una carrera, sino que es una tarea muy compleja, que requiere de tiempo, trabajo y mucha paciencia. Entonces nada tiene que ver con el paradigma de la aceleración que atraviesa la sociedad posmoderna, en la que vivimos y sobrevivimos a presiones, donde parecería que todo es mágico, azaroso, improvisado y poco duradero.  Donde nos empujan a satisfacer el ahora, a consumir, muchas veces sin saber el por qué. En cambio, como señala Virginia Tarsitano “(…) Tomar decisiones lleva tiempo y un plan diseñado por etapas.(…) Estos temas pueden ser variados y de distinto orden: lo que me gusta estudiar, lo que me resulta fácil o difícil, las carreras más conocidas, el mercado laboral, la rentabilidad económica, los lugares de trabajo, las diferentes universidades(…)”
Roberto Aras, por su parte, refiere a que “(…)Hoy el éxito o el fracaso en una profesión están más ligados a la preparación personal, la voluntad de trabajo y la creatividad en circunstancias cambiantes, que al molde que les impone la sociedad.(…) Y eso sin contar con que el “motor” para animarse a inventar un lugar propio proviene de la felicidad que nos trae hacer lo que nos gusta.(…) Moraleja: la fidelidad a uno mismo en la vocación es el mejor comienzo para triunfar-de veras!(…)”
En este sentido es posible observar cómo pesan las obligaciones sobre los deseos, para descubrir las vocaciones. Sin embargo, tenemos que ser fieles a lo que deseamos, porque la primera elección es ser felices en lo que vamos a trabajar, y así dignificar nuestro tiempo… la Vida.
Finalmente Claudia Cavalotti comenta los test vocacionales: “(…) ‘Necesito un test vocacional’, expresan los jóvenes cuando demandan un acompañamiento en el complejo momento de la toma de una decisión. Este mito, que emerge de representaciones sociales arraigadas en viejas prácticas (…) nos interpela en nuestro lugar de orientadores. Nos mueve a trabajar desde la ‘desmitificación’ de la orientación vocacional como una acción dirigida de afuera hacia adentro(…)” Esto quiere decir que haciendo un test vocacional en realidad se busca una respuesta rápida ante tanta incertidumbre, pero sólo es un instrumento más que nos facilita conocernos y no una verdad absoluta. Pero también influye en la vocación el contexto  de cada individuo.
Podemos concluir con las palabras de Cavalotti “(…) Lo vocacional alude a un entramado complejo entre lo personal, familiar, social, cultural, económico, político y laboral (…)”.

Julieta Giordano 

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