sábado, 1 de febrero de 2014

Anatomía de un corazón roto

“El beguén” o ¿qué vuelve? como me gustaría que se llame el cuento de Angélica Gorodischer. Una historia de amor, de una mujer que da todo por su hombre y este no le paga como debe. El amor es así, dicen muchos, nunca te van a dar lo que mereces, siempre das más de lo que recibís, pero la Negrita quería todo, ¿quién no quiere todo en el amor? El cariño que le tenía a Richi, no se lo tenía a nadie, dio su vida por él, aguantó estar presa por su amor, y Richi, él se olvidó de ella, y así comienza y finaliza la historia. Y entonces yo me quedo pensando, ¿hasta dónde uno es capaz de dar todo por amor? ¿Por qué damos más de lo que recibimos? Uno cree tenerlo todo, cree ser la persona más feliz, está dispuesto a arriesgar su vida por la otra persona, pero ¿se lo merece? Eso es lo que siempre nos preguntamos, ¿se merecerá que le dé todo esto? ¿Seré solo un capricho o seré algo más? No hay forma de darse cuenta de eso mientras compartís tu vida con la otra persona. Algo parecido sucede en Sé que volverás de Mary Higgins Clark. Zan nunca pensó que su marido podría hacerle daño alguno, hasta que se entera que él secuestró a su propio hijo con tal de verla sufrir, no soportaba saber que ella era feliz con su hijo.

Con el paso del tiempo uno se va dando cuenta de que el amor es algo que dura poco si no se renueva constantemente, el amor es lo único que te hace feliz e infeliz al mismo tiempo “jamás fui feliz e infeliz como he sido contigo”, diría Arjona. Pero ¿cuáles son esas cosas que nos hacen bien en el amor? El hecho de vivir o pasar el mayor tiempo de tu vida junto a alguien, hace inconscientemente que creemos una cierta dependencia hacía esta persona, estamos bien si la relación con nuestra pareja marcha bien, si esto no es así demostramos un gran grado de angustia. Pero aunque sentimentalmente estemos mal, a la otra persona no podemos dejarla ir, por el cariño que le tenemos, por todo lo que nos gustaría vivir con esa persona, por miedo a quedarnos solos. Cuando uno siente que pierde a un ser querido, lo que siente es el miedo a quedarse solo, a no conseguir a otra persona que nos haga igual o más feliz de lo que nos hace esta.

Así como existen cosas que nos hacen bien en el amor, también hay cosas que lastiman, que nos hacen sentir dolor, decepción y odio. Sentir que la otra persona te abandona, sentirte solo aunque estés acompañado. El hecho de una relación no se renueve y hayan iniciativas nuevas hace que ésta pierda el amor, pierda esa pasión que había desde un principio. Y es en ese momento en el cual sentimos la traición, nuestro amor, nuestros pensamientos se desmoronan. A la otra persona ya no le importas como vos crees, tus ideas se funden.

“Te mostré mis cartas, jugaste tan fuerte y echas todo para atrás”, canta Roma. Te defraudaron y no sabes qué hacer, pensás que el amor es lo peor que existe y no querés volver a enamorarte nunca más por miedo a que te lastimen.

Entonces el amor ¿es bueno o malo? Entre lo bueno y malo se desplazan la mayoría de nuestras relaciones con cosas o personas. Nos hace bien en un sentido y mal en otro. El amor no respeta fronteras, se adueña de todo, de la conciencia y hasta de tu forma de perder la razón, amar es compartir, amar es una inmensidad, es felicidad que en ocasiones dibuja sufrimiento, amar es alegrarme de su existencia, amar es libertad. Entonces el amor no es ni bueno ni malo, solo depende de cómo sea la relación que uno tenga, queda en uno elegir tener un amor que te haga bien o uno que te haga sufrir.

Ángeles Córdoba

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