-¡Estos negritos que se quieren robar todo!
La pequeña miró al muchacho sin entender esas palabras, le pedía que la soltara y la dejara ir con su hermano, pero el vendedor solo quería sacarla del establecimiento.
Una señora acompañada por su hijo miraba de lejos al muchacho arrastrando a la niña y al hermanito más pequeño llorando por su hermana.
Sigilosamente la señora se acercó al muchacho, tomó delicadamente la mano de la niña que la miraba asustada y alzó al hermanito, acariciando su pequeña manito le dijo:
-Tranquila, no pasa nada.
La pequeña sonrió y siguió caminando; los llevó hacia la sección donde se encontraba la muñeca anhelada, la tomó y la puso en sus manitos, eligió otro juguete para el más chiquito y se dirigió hacia la caja.
El joven vendedor miraba sorprendido a la dama con los tres pequeños, en la caja intentó detenerla pero a pesar de su insistencia la mujer compró los juguetes y se fue caminando, alejándose de la tienda con los tres niños, uno de ellos era su hijo.
Laura Nievas
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